La Maldición de la Autoedición
Novel se define cómo el que no tiene experiencia en una determinada actividad. Como tal no hace más de seis meses empecé a escribir. Sí, lo sé, todos aprendemos a escribir de pequeños pero hacerlo de manera más o menos profesional es otra cosa.
Tampoco es que me planteara eso en los comienzos. No sé ni lo que me planteaba en realidad. Simplemente era la necesidad de contar, de expresarme. Y eso hice. Lo primero que escribí se llamaba, y se llama, Tiana, lo mandé a un par de concursos y la guardé en un cajón sin el interés real en editarla, al menos en ese momento. Pero seguí escribiendo....
....Y nació El Guardián de las Flores, haciendo un spin off de Tiana y utlizando dos personajes que habían sido claves en el final de ese libro. Y ahí empezó la guerra.
Leí mucho, pregunté, me aconsejaron y dudé. Dudé muchísimo. Lo mandé a muchas editoriales, algunas no esperaba menos: ni contestan. Y lo entiendes por el volumen, otras muchas te dicen que sí, pero te dan sus honorarios, y unas pocas, dos en mi caso y ya me siento afortunado, consideraban El Gurdián digna de publicar. A ellas, no diré sus nombres por respeto, les estoy eternamente agradecido.
Pero mi decisión valoró muchas cosas. La seguridad que te dá una editorial tradicional cómo esas dos que aceptaron El Gurdián no te las dá una editorial de autoedición ni coedición, pero después de leer el contrato, y os aseguro que leí muchos en eses casi dos meses de toma de decisión, me suscitaba muchas dudas la distribución de la novela.
A mí no me importaba el dinero, sólo me importaba que la novela estuviera, que se viera, que mi ex jefa en Valladolid pudiese comprarla, que mis amigos de Madrid también la pudieran pedir, simplemente disponibilidad.
Así que tras muchas vueltas decidí que no quería un banco de imágenes para mi portada, ni una distribución difusa, ni esperar un mes para el ebook y dependiendo de las ventas del papel, ni una campaña publicitaria más pendiente de las unidades vendidas que de la propia esencia de la novela.
Y entre las múltiples opciones para autoeditar me quedé con tres: Punto Rojo, Létrame y Círculo Rojo. Reconozco que regateé con todas, que apreté al máximo a mis editoras, un euro más o menos suponía demasiado para mí. Y me decidí por Círculo Rojo, y el por qué fue fácil, porque eran los más completos. Calidad y precio adecuados a lo que yo quería.
Hoy, casi cuatro meses después de dar el ok sólo puedo decir cosas buenas de ellos. Son un equipo profesional espectucular, tú editora está a tu lado para todo, y os aseguro que yo soy muy pesado, y sobre todo cumplen con todo lo que dice el contrato, sin saltarse una coma, e incluso siempre te dan más. Se convierten en estos meses en parte de tú familia y eso se agradece. Además de todo esto respetan tús decisiones y tú eres el que dice cuándo cómo y qué quieres editar, eso sí, después de pasar por las manos de una correctora, un equipo de maquetación, profesionales.
Mi único momento de debilidad surgió con las 50 unidades que había dejado en la distribuidora, que era Logista. El problema fue que tuve la enorme suerte de vender mis copias en menos de una semana, y entonces necesitaba esas 50 como agua de mayo, así que las librerías de la zona las pidieron por mí, para tenerlas en las presentaciones. Ahí sufrí, porque el proceso es farragoso pero gracias a una persona dentro de la editorial todo se arregló y los libros llegaron.
Ahora mismo estoy esperando la llegada de la segunda edición. No puedo estar más contento pero el título de este post es por algo.
Porque sí, para algunos la autoedición es una maldición. Soy un pateador nato, y me recorrí parte de Galicia con mi libro y me encontré personas maravillosas en las librerías pero también aquellas que te dicen: Autoeditado y local, no tenemos sitio para tí, sin ni siquiera echar un ojo a tú libro. Ampliamente compensado por esas otras librerías que se leen tú libro, que te abren su casa y todo para formar parte de ella. Cómo en todo somos personas, y no todos somos iguales.
Y luego está el tema de las redes sociales y las reseñas y esto no es una queja sino una realidad. Los autoeditados tenemos ese estigma y no sólo no aceptan reseñarnos sino que en muchos casos no contestan ni a los mensajes. Yo lo entiendo, en parte, pero tanto cuesta un: No estamos interesados, no reseñamos noveles, algo así? Pues os aseguro que en mi caso el ochenta por ciento utilizan el silencio cómo respuesta. Y cómo en todo te encuentras ese diez por ciento que no le importa lo que seas ni de quien vengas sino el contenido. Podrán darte palos hasta el infinito pero al menos te dejan existir.
Respetando a todas esas personas que reseñan, que aman los libros, que se preocupan por la cultura, ¿cuál es la alergia que tenéis contra los autoeditados? ¿No podéis pensar que quizá en algún momento alguien decidió autoeditarse? ¿O qué escritores ahora contrastados empezaron con la autoedición? ¿O qué simplemente se le puede dar una oportunidad a todo el mundo? A veces con leer un par de capítulos ya sabes si se ha hecho la corrección, si el libro tiene ritmo.
Y por supuesto no hablo por mí, sino por todos, por los muchísimos compañeros y grandes personas que llevo conociendo en estos meses noveles. De inexperiencia, aprendiendo de ellos, con ellos.
Esto es una reflexión personal. Así que esperon vuestras opiniones, diferentes, críticas, todo lo que sea discrepar siempre puede servir para mejorar.
El Guardián de las Flores seguirá intentando abrirse camino en este difícil mundo y se le daís una oportunidad puede gustaros o no pero estoy seguro que no os dejará indiferentes.
Rober H.L.Cagiao.
Pues, como te dije yo estoy en las mismas y eres un espejo en el que mirarme, en mi caso fueron y son 5 editoriales traficionales, la distribución el gran problema, me decido por la autoedición, opciones, círculo Rojo, letrame y Rubric decidido, el problema el dinero.
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